Personaje recurrente de la mitología rusa. Se trata de una vieja huesuda y arrugada, de nariz azul y dientes y pechos de piedra. La Baba Yaga come personas, preferentemente niños, para ello, los desgarra con sus dientes mientras que los destroza a golpes con sus pechos. Luego, adorna su vivienda con los cráneos de sus víctimas, utilizándolos como candelabros.
La Baba Yaga, pese a ser muy cruel, ayuda a la gente que la sirve.