Esta bestia fabulosa, puede tener forma de gallo-reptil o forma de serpiente. Es considerado un ser elemental del fuego y desde tiempos remotos ha sido asociada al horror y la fealdad.
El término basílisco proviene del griegobasilikos que es el diminutivo de basileus (rey).
Plinio, en su Historia Natural lo describe como una bestia de no más de doce pulgadas con mancas blancas en su cabeza que lucen como diademas. Se diferencia de otras serpientes porue se mueve hacia adelante con la cabeza elevada. Su aliento, del mimo modo que sus garras, van quemando el césped a su paso, también los arbustos e incluso las rocas. Posee un veneno tan mortal que si un hombre, aún montado sobre su caballo fuera alcanzado, moriría inmediatamente, lo mismo que el caballo. Sólo la comadreja puede dar muerte al basilisco: la bestia, al caer en su cueva muere por el mismo hedor, aunque dando muerte a la comadreja al mismo tiempo.
Isidoro de Sevilla lo describe como un animal de unas seis pulgadas de largo con un salpicado con marchas blancas. Puede matar a los hombres tan solo con el hedor que despide, o incluso con una mirada. Habita lugares secos razón por la cual su mordida provoca hidrofobia a la víctima.
Cuando el mito del basilisco se traslada a América, se afirma que la bestia nace de un huevo “sin yema” que pone un gallo que ha cumplido unos siete años.
En Chile, se considera al Basilisco un pequeño gallo-reptil que con su cresta roja nace del huevo puesto por un gallo viejo o una gallina que al ponerlo “cantó como un gallo”. Si el huevo no es quemado en el acto, igual que el gallo o la gallina que los generó, al día siguiente nace un gusano colorado que se introduce en el suelo de la casa que sale con las noches adormeciendo a sus habitantes para ingerir sus aliento y su flema. Al paso del tiempo, los habitantes de una casa en donde se ha instalado un basilisco, se secan o mueren de tuberculosis. Cuando hay en la casa una madre que amamanta, la bestia succiona la leche de la madre mientras esta duerme, entreteniendo al pequeño dándole su cola como chupete. En otras regiones chilenas, el basilisco es considerado una lagartija que chupa la sangre de las personas cuando duermen.