Los elfos, también conocidos como alfes o alfios, son seres elementales de la mitología nórdica y se corresponden el elemento tierra. Se dice de ellos que poseen apariencia humana aunque poseen pies y manos algo más grande que su cuerpo. Poseen también piernas delgadas, boca ancha y características orejas terminadas en punta. Habitan cavernas y sitios subterráneos.
Tolkien inmortalizó esta tipo de entidades en su obra El Señor de los Anillos, en la cual los elfos representan un pueblo benevolente de poderes sobrenaturales que aliado a los humanos representa el fin de una era. Sin embargo, más allá de la caracterización literaria de Tolkien, las tradiciones nórdicas identifican tres tipos diferentes de elfos:
Se trata de seres benéficos que suelen bailar sobre la hierba, volar por el aire o balancearse sobre las copas de los árboles.
Se trata de seres malignos que pueden causar daños a los seres humanos.
Seres intermedios cuyo comportamiento es algo ambiguo. Aman la música y la limpieza. Habitan grutas o colinas y a veces pueden adoptar formas humanas.