Ser mítico de la tradición boliviana, el Jukumari es muy parecido al hombre aunque más velludo. Este ente no puede hablar y su boca se encuentra surcada por una maléfica y siniestra sonrisa.
El Jukumari habita principalmente los bosques. Es sumamente ágil y fuerte, lo cual le permite treparse a los árboles con gran facilidad. Como otros seres de características similares, suele atrapar a las jóvenes con fines sexuales para asegurarse su propia descendencia.