Los primeros pensadores cristianos, tomaron la palabra "mito" en el sentido que había adquirido dentro del mundo grecorromano como "fábula, ficción, mentira", consecuentemente, no subscribían al hecho de considerar la posiblidad de ver en la persona de Jesús una figura mítica, ni tampoco en el drama cristológico un "mito".
Desde el siglo II, la teología cristiana, parece haberse concentrado en defender la historicidad de Jesús frente a otros pensadores que la ponían en duda. De hecho, el problema de la historicidad de Jesús no es un tema menor, ya que su principal fundamento son los testimonios literarios. Hay quienes sostienen hoy en día que no puede conocerse nada de la vida y de la persona de Jesús a pesar de que existe bastante certeza respecto a su existencia histórica. Esta circunstancia basta para suponer que los relatos evangélicos y otros testimonios primitivos se hallan recubiertos de elementos mitológicos. Por otra parte, es sabido que el cristianismo asimilió rapidamente simbolismos judios y paganos que incorporó a su propia tradición.
La presencia significativa de simbolos y elementos culturales solares o de estructura mistérica en el cristianismo es tan significativa que ésto a animado, incluso, a algunos eruditos a poner en duda la historicidad de Jesús. Estas tesis en vez de postular un personaje histórico a cuya biografía se transformó en un mito, sostienen que por el contrario, lo primero fue el mito y éste luego, fue historizado imperfectamente por las primeras generaciones de cristianos.
" En el Santísimo Sacramento de la Eucaristía se contiene verdadera, real y sustancialmente el Cuerpo y Sangre de nuestro Señor Jesucristo, juntamente con su Alma y Divinidad. En realidad Cristo íntegramente." Concilio de Trento
El ritual de la Eucaristía, es para el creyente una rememoración del acontecimiento histórico de la última cena, de la que participa al participar en el ritual.
De acuerdo a la interpretacion de Orígenes, la particularidad del cristianismo residía en que la encarnación de Jesús se había producido en un tiempo histórico y no en un tiempo cósmico. Por otra parte, cuando el cristinamismo eleva a Cristo a Divinidad, es razonable considerar una delcaración implícista de transhistoricidad.
Es probable que para los primeros cristianos , el centro de toda la vida religiosa estaba dado por el drama de Jesucristo, que aunque hubiese sucedido durante un momento histórico, era lo que, de acuerdo al credo cristiano, había hecho posible la salvación, entonces, era necesario reiterar ritualmente este drama ejemplar e imitar el modelo que veían en la figura de Jesús. Y en este sentido el comportamiento religioso es solidario con el pensamiento mítico.
El tiempo litúrgico no es otra cosa que la recuperación del tiempo de los "comienzos" (illud tempus), entonces la experiencia religiosa se sustenta en la imitación del modelo, la repetición litúrgica anual (año litúrgic o) del paso de su vida (el drama: nacimiento-vida-muerte-resurrección).
Aunque el tiempo litúrgico cristiano sea un tiempo circular, acepta, fiel heredero del judaísmo, el tiempo lineal de la historia: el mundo fue creado una vez y para siempre y tendrá un solo fin. La encarnación tuvo lugar solo una vez, y solo un juicio habrá al final de los tiempos.
Existen en el cristianismos numerosos elementos provenientes de otras tradiciones, se conservan por ejemplo, los elementos gnósticos presentes en el Evangelio de San Juan y en las Epístolas de San Pablo y también en algunos otros escritos primitivos. El gnosticismo fue perseguido, pero no por ello erradicada su influencia, en la Edad Media, los mitos gnósticos reaparecerán algo tranformados en la literatura escrita y oral.
El judaísmo, por su parte, proporcionó al cristianismo de un método alegórico para la interpretación de las escrituras, además del modelo de historización que antes mencionáramos, que se hace evidente en las festividades.
También se "cristianizaron" los símbolos, los ritos, los mitos asiáticos y mediterránanos, sincretizándolos con la historia sagrada, que surgía del Antiguo Testamento y incorporaba ahora al Nuevo Testamento, la prédica de los apóstoles y más tarde, la vida de los Santos.
Existen pues, símbolos cósmicos presentes en la historia sagrada de la cristiandad: el agua, el árbol, la viña, el arado, el barco, etc. Símbolos que ya habían sido asimilados por el judaísmo y que se integraron al cristianismo al recibir un tratamiento sacramental.
Las divinidades paganas, fueron asimiladas también por la religión cristiana: dioses o héroes matadores de dragos se transformaron en San Jorges, los dioses de la tormenta se transformaron en San Elías y las numerosas diosas de la fertilidad se sincretizaron con la Virgen o las santas. En efecto, gran parte de la religiosidad europea precristiana, ha sobrevivido bajo las máscaras de las divinidades católicas y las fiestas del calendario.
Durante la Edad Media aparecen numerosas manifestaciones del pensamiento mítico. Todas las clases sociales se atribuyen tradiciones mitológicas propias. La caballería, los oficios, los clerigos, los campesinos adoptan "mitos de origen" de su condición o vocación, en función de los cuales se esfuerzan por imitar un modelo ejemplar. No es posible delimitar las fuentes de estas mitologías, puesto que son variadas. Por ejemplo, en el caso particular de la saga arturiana y el tema del graal (ver mitologiacelta), bajo una máscara cristiana, subyacen antiguas creencias celtas, especialmente vinculadas al Otro Mundo. Y así, los caballeros querran rivalizar con Lancelot o Parsifal y los trovadores crean una mitología de la Mujer y del Amor, utilizando elementos cristianos, pero llendo más allá de las doctrinas de la Iglesia.